miércoles, 4 de marzo de 2015




QUE SUS SEÑORIAS LO COMAN BIEN…



Unas “bulerías y sevillanas vicarianas”: irrepetibles, porque salieron de lo más furtivo  y espontaneo, dieron paso al punto y final (como suele decirse como colofón de un acto) a la reunión del jueves, último de mes, del día 27 de febrero de 2015.
Así dicho, sería justo y equitativo, que me tirarais al primer contenedor de basura, que tuvierais más a mano, pero tranquilos: ha sido una licencia literaria para centrar la atención (por lo menos eso trato de cumplir con las enseñanzas de mi profesora Matilde Cabello).
Ahora si vamos al principio:
Con la imposición del “solideo obispal-vicarialino”, dentro de una clamorosa y sincera aclamación popular, realizada a todos los vicarios presentes y ausentes: estos últimos “in pectore” y a los cuales se presumía su aceptación porque no les quedaba otro remedio, se levantó la juerga, ya que reunión lo que se dice reunión, no puede ser catalogada como tal,  lo que allí realizaron sus señorías. Quedando así consolidado el nuevo “Colegio Obispal-Vicarialino”
Eso de “póntelo… pónselo…” llegó a motivar a los colegiados, hasta el punto de enervar los ánimos, no sólo por el suave tacto de su seda, sino por el líquido espirituoso,  que ya iba haciendo efecto en los “corazones”.
Así, entre solideo y copita, el “Colegio” empezó a notar que en las mesas y en los estómagos de tan ilustres personajes, algo no figuraba en el orden del día. Tras cortísima deliberación y previa consulta al anfitrión,  se observó la falta del alimento corporal (porque no sólo de vino podía continuarse  tan importante reunión) Aceptada por aclamación,  se avino con el anfitrión para que nos agasajara con unos “bocata di cardinale” vulgarmente llamados “bocaillos de caramales”.
-¡“QUE BIEN ME COME EL COLEGIO OBISPO-VICARIALINO”!  -sonó una voz alta, clara  y potente,  del recién investido y actual Jefe de Estudios,  Excmo. e Ilmo. D. Diego Ruiz y Alcubilla.
Y no le faltaba razón: ¡Que bueno estaba!, ¡Que faltita nos hacía que algo llenara lo que tenía que llenar!  Quizas hubieran cabido dos o tres más…(no digamos para ciertas Señorías,  que debido a su ”gran… capacidad y relevancia” hubieran requerido un par de ellos más) Pero la sobriedad debida al acto fue hecha saber, a los comensales, por el Excmo. e Ilmo. Sr Prefecto D. Francisco Moreno “Pacomo”.
                ¡Qué gozos de añoranzas antiguas(no lo digo por el  peazo pan con chocolate)!, ¡Qué perfiles de sus señorías!
Se cumplió rigurosamente con una de las máximas de nuestra Vicaria: ¡Si hay que ir se va, pero ir pa ná…!
                Este punto, que no estaba en el orden del día… ¿cómo se diría con el matiz más expresivo?... ¿Tal vez.. digerido?  Pues sí, parece el más explicativo,  fue digerido en un visto y no visto.
Otra cosa sería lo de aprobar los puntos que sí figuraban en el Orden del día: fueron propuestos por nuestro hermano de la “Diáspora Madridense” el muy Entrañable, Insigne y Grandioso D. Rafael Vilas (hago un paréntesis para decir, que en honor a la verdad, asume  todos los cargos para poder poner firme a toda esta pandilla de…) Pero… no quisiera desviarme del tema, asi que continuo:
Decía que, los demás puntos,  no había forma humana de llevarlos a votación. Vamos, es que ni siquiera se podían enunciar. ¡Qué ímpetu y bríos dieron esos bocatas!
 Parece ser que cuando se escucharon  las palabras de “no se podría beber”… el silencio se hizo presente entre todos ellos y las miradas se dirigieron como un resorte, hacia el ya nombrado y algo desgañitado Jefe de Estudios.
-          Digo: que si, ¿a la reunión anual en Montilla, vais a querer ir en autocar o en coche particular?. Esto último,  supondría  para sus señorías, no poder beber por aquello de “ si bebes…"
Como era de esperar,  por unanimidad y sin ninguna dilación, se consideró oportuno ir en el autocar.
Ya no dio lugar para más puntos. Nuevamente se volvió a resolver los problemas que desde hace cincuenta años quedaban por resolver.
Poco a poco se fue reduciendo el tono de las conversaciones, no porque sus señorías se dieran cuenta de los elevados decibelios que allí se generaban, sino porque algunos de los colegiados fueron tomando las de Villadiego, no sin antes cumplir con el preceptivo protocolo.
Pero hubo un momento en que sus señorías guardaron el más riguroso silencio (igual que cuando D. Antonio Jiménez Carrillo nos echaba una de esas miradas que, a pesar de las gafas ahumadas, te penetraban hasta lo más profundo de nuestro ser hasta dejarnos helados)  y fue, cuando el anfitrión del Bar “Los 3 Califas”, Tomás Sánchez, se dejó llevar por unos cantes, puramente improvisados en cuanto a la letra, elevando la situación, al paroxismo de los allí presentes. Allí se produjo ese “duende irrepetible” que se deja percibir en algunos especiales momentos. Ese fue uno de ellos.
Después de aquello,  empezaron las despedidas: venga abrazos, besitos… más abrazos… y más y más (como la canción) En esto casi otra media hora más. El caso es que, algunas señorías, (no más de seis) continuaron con la labor de conseguir la aprobación de algún punto del Orden del día (por eso de la honrilla) pero “que si quieres arroz catalina” vuelta a empezar, con los recuerdos... Ya se dejó de mirar el reloj y… No recuerdo a la hora que nos fuimos, pero eso sí, le echamos valor y por fin nos fuimos sin aprobar punto alguno;  con el gozo en el corazón, de haber compartido intensa y ruidosamente una tarde, noche y velada.
¡Que sus señorías lo vuelvan a comer bien!


Andrés Osado (febrero 2015)



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